La británica revela que sufre una dolencia de índole vascular que la obligará a pasar por quirófano y afrontar una larga recuperación.
“Aunque estaba bastante seguro de que algo no iba bien en mi cuerpo, es agradable que todo se confirme” son las palabras con las que Fenella Langridge (33 años, 1992) ponía en conocimiento de sus seguidores y el público que por fin ha dado con el origen de su sufrimiento de los últimos tiempos.
“Endofibrosis de la arteria ilíaca externa” era el diagnóstico que la británica recibía después de someterse en el hospital de Bristol a una serie de pruebas en las que escanearon sus arterías y tomaron su tensión tanto antes como después de hacer ejercicio. “Ha sido chocante, pese a saber que era algo ocurría teniendo en cuenta los síntomas que he tenido y lo que he estado pasando el último año”.
¿QUÉ ES LA ENDOFIBROSIS DE LA ARTERIA ILÍACA EXTERNA?
La endofibrosis de la arteria ilíaca externa es una enfermedad de baja prevalencia que, sin embargo, se ha convertido en una habitual dentro del mundo del ciclismo dado que el movimiento para ir sobre esta implica directamente a la zona pélvica y concretamente a la región de la ingle donde se halla la arteria ilíaca.
Esta dolencia nace como consecuencia de un exceso de esfuerzo continuado al máximo nivel en plena competición, lo que provoca con el paso del tiempo una obstrucción de la arteria ilíaca externa que experimenta un endurecimiento y engrosamiento en sus paredes y causan un estrechamiento de su diámetro que conduce a una reducción del flujo sanguíneo que llega a la pierna.
LOS SÍNTOMAS
El hormigueo en la zona del muslo que luego deriva en un bloqueo y adormecimiento total de la pierna al que sigue un dolor sordo provocado por esta ausencia de oxígeno en la zona son los síntomas y secuencia habitual en este tipo de dolencia que desemboca en un decrecimiento del rendimiento en carrera.
Cuando la afectación ya es una realidad, primero suele abordarse con un tratamiento conservador, pero cuando esta se agrava el único camino es una intervención quirúrgica. Una decisión a la que ha tenido que hacer frente y valorar Fenella Langridge en los últimos días.
“QUIERO VIVIR SIN REMORDIMIENTO, SEGUIR LUCHANDO Y APROVECHAR LA OPORTUNIDAD QUE ME HA DADO LA VIDA EN EL DEPORTE PROFESIONAL”
Tras sopesar los pros y contras de pasar por el quirófano, Langridge ha decidido someterse a la cirugía que tendrá lugar “en las próximas dos semanas”.
No ha sido una decisión fácil, tal y como refleja su reflexión “Después de ser advertido de todo el riesgo potencial de la cirugía para la salud a largo y corto plazo. Mi cabeza se encandiló un poco. Pero en última instancia quiero vivir sin remordimientos. Se me ha dado esta oportunidad en la vida para rendir al máximo y quiero seguir luchando porque puedo. Con felicidad, esperanza y gratitud”.
La misma consistirá en la realización de una endarterectomia y plástica con parche de vena en la que se extraerá la placa que ha desarrollado la propia pared de la arteria reemplazando el vaso sanguíneo obstruido por un tubo de teflón sanitario o por otro vaso sanguíneo extraído del cuerpo para tratar de reducir el diámetro de la artería y devolverle un tamaño “normal”. Algo que suele llevar horas.
FUERA DEL CIRCUITO DURANTE MESES
Una vez fuera del hospital, Fenella se enfrentará a una recuperación en la que tal y como indica el médico deportivo José Ramón Alvero destaca cada caso debe ser tratado de manera individual, pero en la que lo habitual es un primer mes de reposo y en el que en después de “dos o tres meses se puede volver a entrenar con normalidad”. Unos parámetros con los que su ya anunciada participación en Challenge Roth el próximo 6 de julio podría ser tan viable como lo contrario dado el estrecho margen que manejaría. Todo dependerá de su recuperación y los plazos que necesite para retomar su forma.
¿VOLVERÁ LA MEJOR LANGRIDGE?
No obstante, la incertidumbre del futuro post cirugía es la gran cuestión por la que probablemente Langridge ha vacilado en su decisión. En el pelotón los casos exitosos de regreso y rendimiento al más alto nivel después de sufrir una endofibrosis de la arteria ilíaca externa se acumulan de la misma manera que la de ciclistas que tras ella jamás pudieron dar su mejor versión. De lo primero dan fe figuras como las estrellas femeninas Annemiek van Vleuten o Marianne Vos, de lo segundo un campeón como Fabio Aru cuyo desempeño decreció hasta finalmente optar por la retirada.