El neerlandés movió una potencia descomunal para arrasar en una Strade Bianche dónde volvió a demostrar que está hecho de otra pasta

Con solo 26 años, Mathieu van der Poel está llamado a convertirse en toda una leyenda del ciclismo, cuya historia ya ha empezado a escribirse desde hace unos años.

Hasta tres estocadas llegó a propiciar el ciclista de Canyon al resto de sus rivales, reventando en cada una de ellas, a campeonísimos y grandes especialistas de carreras de un día.

La definitiva, fue la más severa de todas. 1.362w de arrancada, seguidos de otros 15” por encima de 1100w, para coronar Santa Caterina con un esfuerzo previo al ataque, de 1’23” a 556w

¿Alguien es capaz de arrancar así tras casi 5 horas y después de tirar durante minuto y medio de dos fuera de serie –Bernal y Alaphilippe-?

Todo ello, después de reventar por el camino a Wout van Aert, Tadej Pogačar, Tom Pidcock y Michael Gogl, marcando un pico de 1.035w, a los que dio continuidad con otros 50” a 774w y alargando hasta 2’30” a 552w.

Cómo si de un hipercoche se tratase, el motor de van der Poel parece no tener fin, y se diferencia del resto de corredores por su capacidad de recuperarse después de estar mucho rato al límite.

Sin embargo, no es la primera ni la segunda vez que le vemos asentar un ataque incontestable en la parte final de la carrera. Quizás algunos no habrán olvidado la épica Amstel Gold Race del 2019, dónde se ‘fumó’ a la créme de la créme de las clásicas, cazando desde atrás

Aquel día, llegaron escapados a la recta de meta Kwiatkowski, Alaphilippe y Fulgsang. Sin embargo, en la indecisión de decidir quién lanzaba el sprint, llegó un grupito de 7 corredores por detrás, liderados por la ‘némesis’ en persona, MVDP.

Desde esa posición, van der Poel hizo ‘veni, vidi, vici’ y picó un máximo de 1400w -manteniendo 831w de media durante el kilómetro final- para zigzaguear entre el trío cabecero y llevarse una victoria de la que muchos hablan como la más espectacular de los últimos tiempos, en carreras a un día.

El exponente más completo del ciclista moderno, capaz de rendir en multitud de escenarios y con un verdadero ‘polvorín’ como piernas, al que el neerlandés aprovecha para hacer explotar en cada carrera en la que toma salida.

Además de la planta que MVDP luce sobre su Canyon, el corredor del Alpecin-Fenix -con quién tiene un contrato de 1M€ hasta 2023- se caracteriza por su estilo outsider que se intenta desmarcar al máximo del ‘ciclismo de pinganillo’ más ortodoxo, que a día de hoy, monopoliza la manera de correr las Grandes Vueltas.

Un tipo de carreras -las vueltas por etapas- en las que el triple Campeón del Mundo de CX ya ha dicho que no se ve en un futuro cercano. Sin embargo, un deportista de su nivel, se va a ver ‘forzado’ por el posible equipo World Tour que lo fiche -además de los fans-, de correr al menos una vez en el Tour.

No sería para nada una barbaridad el hecho de ver a Mathieu perdiendo unos kilos de músculo para pasar la media y la alta montaña, y sorprender en más de una etapa al sprint (más que seguro) o en una etapa para clasicómanos, dónde todas las apuestas irían a su favor.

En definitiva. Atentos, porqué el caballo de carreras anda desbocado.

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